LO QUE NOS DEJÓ ANGOULÊME 2017

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POR CARLOS REYES G.

Fotografías: Tiphaine Bittard.

En un texto anterior realicé mi propia evaluación y conclusiones de lo que significó para mí este viaje al Festival internacional de la Bande Dessinée de Angoulême en Enero de 2017, propiciado por ProChile y Dirac, y ahora es el momento de pasar la palabra a algunos de quienes formaron también parte de esta comitiva de dibujantes y guionistas con el objetivo de ampliar el espectro de esa evaluación y conocer de primera mano sus impresiones a casi dos meses de su experiencia. Berna Labourdette, Rodrigo López, Abel Elizondo, Gilberto Villarroel y Claudio Aguilera aceptaron compartir sus impresiones personales.

Para el guionista y editor de InteriorDía, Gilberto Villarroel este viaje de Chile al festival francés «fue muy importante», pero tuvo un cariz distinto para él, pues es el único de la comitiva que vive desde 2014 en París. No obstante:»esta fue la primera vez que asistí a Angoulême - dice Villarroel como excusándose y señala - pero he seguido desarrollando mi actividad editorial y audiovisual tanto en Francia como en Chile, con el apoyo de mi editor adjunto, Gabriel Aiquel, y de todos mis colaboradores».

Claudio Aguilera, gestor, editor e investigador (Plop Galería) señala que la visita de Chile a Francia: «Marca un punto alto en difusión y visibilización de la historieta contemporánea chilena a través del trabajo coordinado de tres instituciones del Estado (Dirac, CNCA y PROChile). Eso me parece que es un muy buen signo»- Aguilera destaca además la presencia del Catálogo de Historieta Chilena Contemporánea, del que fue además compilador- «Por otra parte el hecho de que fuera una presentación amplia de un panorama de lo que se publica en Chile, a través del catálogo, permitió dar a conocer a un gran contingente de autores y llamar la atención sobre una escena diversa y rica».

Por su parte, el dibujante Rodrigo López (La mano izquierda, Celeste Buenaventura, Hamlet) cree que este viaje, para él como sudamericano, fue vital porque le ayudó a lograr» una visión más amplia del mercado y sopesar in situ las diferencias del mercado franco-belga con lo que hacemos acá. Estar en la feria; dar una charla; ir al museo de la historieta; ver las ediciones de allá; asistir a la premiación del festival; ver el interés del público en el material nacional; ver qué productos llevan los otros países que participaron también en la feria; observar la cuidad completa en disposición del festival; darte cuenta la forma de descentralizar que tienen ellos al llevar un festival enorme a una pequeña región de Francia, etc., etc. Es algo que solo se dimensiona estando allá».

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Abel Elizondo destaca el profesionalismo de la comitiva: «Todos siempre tuvieron la mejor disposición y empatía. El grupo de la delegación demostró siempre un alto conocimiento de las obras y artistas Europeos y Franceses, por ende un real interés y ubicación de este mercado»

La guionista de Varua Rapa Nui, Berna Labourdette, sintetiza claramente la importancia que para ella tuvo este viaje: «Por primera vez se marcó presencia a nivel país en una feria de historietas del renombre y alcance como Angoulême . Se pudo mostrar lo que se está haciendo en Chile a través de la presentación del catálogo, que tuvo muy buena acogida, y establecer lazos con instituciones tan importantes como el Museo de la BD y Le maison des auteurs, que permitirán favorecer la difusión y la incipiente industria de historieta en Chile».

Para Rodrigo López fue fundamental la experiencia de estar allí, sin mediaciones: «Hace años atrás el escritor Pablo Huneeus en su libro La Cultura Huachaca analizaba el fenómeno de creer que uno conoce las pirámides de Egipto porque las ha observado en televisión o en fotos en revistas, versus el estar al lado de una de verdad. La diferencia enorme que existe entre una situación y la otra. Aquí pasa algo parecido. Desde acá es muy difícil dimensionar como funciona el mercado de Francia. Por lo mismo me parece excelente el apoyo de ProChile para que cada año puedan ir mas autores a Angoulême y puedan seguir avanzando en el camino que lentamente se trazó en esta primera visita con esta delegación.

El dibujante Abel Elizondo (Lo mejor del día, Martín Warp y La Sonrisa del Caimán) comienza su evaluación con una mirada más general, agradece el apoyo estatal y se proyecta en el futuro: «es muy oportuna esta iniciativa para potenciar un sector que ha alcanzado una madurez interna que está dispuesto a lograr nuevas y mayores metas. Puede significar fomentar la empleabilidad interna, potenciar la imagen país y establecer un corredor para artistas y colaboraciones comerciales»

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Abel Elizondo, Bernardita Ojeda y Carlos Reyes en la charla sobre historieta chilena en Angoulême 2017.

EL INTERÉS DEL PÚBLICO

Cuando hablamos del impacto personal es inevitable que Claudio Aguilera se apresura en señalar algo que lo asombró: «La transversalidad y curiosidad del público. Hay lectores de historieta de todas las edades, hombre y mujeres, que se muestran comprometidos con sus autores, pero que también buscan nuevas propuestas y nuevas historias». Sobre el mismo topico Gilberto Villarroel en cambio entra directamente en la mirada del fan: «Ver en persona a Hermann, ídolo de la infancia, cuyas historietas como Bernard Prince se publicaban en español en la desaparecida revista Mampato. Comprobar que a los 83 años sigue vigente y que su producción es gigantesca y de gran calidad. Hermann fue uno de los autores que despertó mi amor por los cómics, por el género de la aventura y, yendo un poco más allá, por el cine, porque su manera de narrar es muy audiovisual»

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Claudio Aguilera con los argentinos Martín Ramón (Espacio Moebius) y Lucas Varela (Paolo Pinocchio, Diagnósticos, El día más largo del Futuro) en el lanzamiento del Catálogo de Historieta chilena en Angoulême 2017.

 

Rodrigo López vuelve atrás y retoma lo dicho por Aguilera y agrega: «Me impactó por sobre todas las cosas el interés de los franceses por el material chileno. Si no lo veo no lo creo. Gente de todas las edades ávidas de conocer mas de nuestra cultura y nuestro país pese a que el 90% del material expuesto estaba en español. Aparte el inmenso respeto que tienen allá por los artistas que realizan historietas. Nunca olvidaré las palabras de Pili Muñoz directora de Les maison des auteurs al explicar que la beca para realizar una obra allá va desde los tres a seis meses en adelante hasta un año. Dijo: «No importa que el autor no alcance a terminar la obra en ese período de tiempo, esto es sólo una ayuda, todos sabemos que un cómic no se hace ni en tres ni seis meses. Muchos toman un año o dos”. Me corrió una lagrimita por la mejilla. He perdido la cuenta la cantidad de veces que me han pedido libros completos en tres o cuatro meses. Eso debería estar enmarcado en todas las editoriales de este país donde lo que prima es la fecha de entrega por sobre la calidad de la obra realizada».

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El guionista y editor Gilberto Villarroel, entre sus colegas Claudio Aguilera y Rodrigo López.

 

Villarroel se suma y se explaya señalando nuevos elementos que le parecieron fundamentales: «Me gustó interactuar con editores y autores de diferentes países y ver el interés que despertaron nuestros títulos. En mi caso, había tres los cómics en que fui editor -y autor en uno de ellos- incluido en el catálogo de cien cómics chilenos de los últimos diez años, que fue lanzado en inglés, francés y español por ProChile durante el festival, lo que marcó un hito para los chilenos. Personalmente, tuve la suerte de entregarle por mano uno de estos catálogos al director del Musée de la BD de Bruselas, quien visitó el stand de Chile y estaba muy interesado en la producción nacional. Y fui muy afortunado de poder presentar en francés, ahora que he aprendido mejor el idioma, mis libros en la charla que dimos sobre historieta chilena, en el mismo festival. También me impresionó la importancia que se da al cine y las animaciones en Angoulême, la participación que han tenido sus productoras en proyectos premiados y de gran calidad, como La tortuga roja y Mi vida como courgette. Eso fue muy estimulante, porque mi productora y editorial, InteriorDIA, incluyó animaciones 2D en la serie documental Lord Cochrane, Capitán de Mar y Guerra, donde parte de la acción transcurre en Francia (el 11 de mayo mostraré este documental en la embajada chilena en París). Creo que faltó más tiempo para resaltar que en Chile varios somos capaces de hacer ambas cosas, editorial y audiovisual, en proyectos transmedia y crossmedia».

Villarroel señala también como otro hito fundamental el paso de la comitiva por el museo de la historieta de Angoulême: «Quedará grabada en nuestra memoria»- dice y agrega- «Fue emocionante descender a la bodega climatizada en que se guardan originales de grandes autores de todos los tiempos y ver una selección preparada con cariño y profesionalismo por el curador. Había para todos los gustos: un Sempé, admirado por mi mujer, un Capitán América de Kirby que habría hecho saltar de alegría a mi hijo, un Tarzán de Hogarth y un Arzach de Moebius que hicieron latir mi corazón un poco más rápido, como si estuviese viajando en el tiempo»

Labourdette concluye que «La organización fue impecable, en nuestro pabellón además había presencia de historieta de todas partes de Europa como Finlandia, Noruega, Suecia, etc. y de América estaban Argentina con Espacio Moebius y México también, al lado de nuestro stand». La guionista señala además dos puntos importantes de destacar: «El público era transversal -desde niños hasta personas mayores-, que compraban las historietas si le gustaban aunque no supieran el idioma y en algo más característico de algunas ferias: no había cosplay, ni siquiera en los pabellones de editoriales grandes o de manga».

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LAS PROYECCIONES

El viaje ya concluyó y más allá de las anécdotas, lo que verdaderamente importa son las proyecciones que se vislumbran para la producción de historieta chilena y de la presencia de los autores y autoras locales en Francia. Al respecto Claudio Aguilera cree que «se ha dado un gran paso y la proyección dependerá de la continuidad que se le de a este tipo de actividades y también del rol que los propios autores y editores tomen. Sirve y mucho, pero se necesita también lograr que estos esfuerzos se transformen con el tiempo en logros concretos: publicaciones, ediciones, compra de derechos, contratos. Y para eso hay que perseverar y tener estrategias claras».

La posición de Berna Labourdette es clara respecto del futuro: «Creo que vale absolutamente la pena instalar la presencia de Chile como productor de historietas y de contenido creativo en lugares donde se valora y se demanda justamente esto como Francia, país de gran tradición en el tema. Indudablemente hay que pensar en traducir el material y continuar con alternativas de difusión permanente como exposiciones, charlas y talleres, pero sí creo que son de gran ayuda y permiten posicionar una imagen país que complementa otras como en el caso del cine o la animación».

Abel Elizondo dispara al grano: «Recién estamos entendiendo la dinámica del festival y los intereses de los editores y el mercado, por lo tanto esta visita nos ha permitido establecer un criterio general del funcionamiento, para prever y corregir, nuestra manera de presentar nuestra oferta, pues influye negativamente si no planificamos citas y si no entendemos quienes son nuestros reales interesados», y agrega: «Se hace imperioso en el corto plazo establecer una asociación que nos permita establecer criterios de representatividad internacional, y agilizar la comunicación con los interesados, así como abrirse a otros beneficios y fondos de apoyo»

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Abel Elizondo en la charla sobre historieta chilena en Angoulême 2017.

Cuando Rodrigo López aborda las proyecciones tiene una mirada realista sobre la valía de estos intentos: «Yo creo que sí, siempre vale la pena intentarlo aunque al menos yo, lo veo difícil. Los franceses tienen cubierto el año completo (y parte del próximo) con las publicaciones que saldrán a futuro ya que cuentan con una infinidad de autores de muy alto nivel en su propio país. De todas formas, después de ver el interés por Los años de Allende, Varua Rapa Nui, Lo mejor del día, solo veo interés de parte de ellos en nuestra cultura. No sé si el camino es tratar de hacer una “serie regular” allá. Pero aparte de los temas ya mencionados, también veo espacio para el cómic independiente y de autor. La cantidad de libros de este tipo con ediciones increíbles era enorme».

No obstante, López concluye con una optimista proyección: «Tampoco veo para nada lejano que Chile pueda tener una muestra en Angoulême de aquí a un par de años más o que podamos contribuir con el museo de la historieta de de allá con originales de autores nóveles de Chile»

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Rodrigo López en Angoulême 2017.

Elizondo le hinca el diente al tema de las futuras delegaciones: «Es necesario trabajar desde ya y colaborativamente con quienes ya hemos asistido, para que otros colegas se puedan sumar de manera abierta y competitiva, demostrando su mejor oferta para ser parte de futuras delegaciones, pues no desearía que este proceso generara divisiones por parte de personas que se puedan sentir excluidas»

En su evaluación final de Gilberto Villarroel ofrece un comentario tan pragmático como fundamental: «Creo que varios de los asistentes pudimos dialogar directamente con editores extranjeros, especialmente franceses, quienes recibieron muestras de nuestros trabajos -en español, por ahora- y Stand comic chileno angoulemenos indicaron qué tipo de contenidos y géneros les interesan. Ese primer acercamiento fue positivo. Falta tener más materiales traducidos, no solamente sinopsis, para poder participar más activamente en el mercado de los derechos de autor, que es la sección del festival donde se hacen las verdaderas rondas de negocios. Y desatar ciertos nudos en Chile, pues algunos concursos públicos chilenos de traducciones exigen, para postular, un compromiso de publicación de la obra firmado por una editorial extranjera. Y las editoriales francesas, por su parte, para otorgar ese compromiso exigen leer primeros dos o tres capítulos de una obra y la sinopsis ya traducidos»

Finalmente, Claudio Aguilera cierra con optimismo la conversación: «Siento que culturalmente tenemos la tendencia a disminuir el valor de nuestra producción frente a la de otros países, pero lo que demostró este viaje es que estamos en un muy buen nivel y que la historieta chilena está tomando espesor. Sin caer en chovinismo, es hora de creerse el cuento y aspirar a abrir un mercado internacional para nuestra producción».

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