POR PABLO SOTO PÉREZ
El siguiente texto fue leído por su autor el 20 de octubre de 2016 en el segundo Encuentro de crítica, teoría, historia y estética de la narrativa dibujada: DIBUJOS QUE HABLAN que se realizó en la Universidad de Santiago de Chile entre el 20 y 21 de octubre de 2016.
Ergocomics agradece a Pablo Soto la gentileza de cedernos su ponencia para su difusión.
En Ojos imperiales, Mary Louis Pratt analiza diversas manifestaciones de la literatura de viajes las que divide en varias categorías como: científica, informativa, de cautiverio, de supervivencia, y colonial. A pesar de que los viajeros que produjeron este material utilizaron diversos géneros y modos narrativos para darle forma a esos textos, Pratt afirma que todos tenían el mismo objetivo: justificar la conquista y la dominación. Debido a estos viajes detonados por el capitalismo expansivo pareciera que ya no quedan puntos ciegos en el mapa del mundo. Los lugares desconocidos en muchos casos eran un estímulo para la literatura tanto producida por los colonizadores que gustaban de poblar lo que no conocían ni habían visto con los libros que habían leído, no es extraño que para dar cuenta de su primer contacto con América, Colón echara mano de las epopeyas homéricas y los viajes de Marco Polo. Los lectores que crecieron leyendo historietas durante el siglo XX también tienen un mapa formado por viñetas en sus cabezas, desde la polémica de Tin Tin en el Congo al Terry de Milton Caniff que recorre los mares de Japón en plena segunda guerra mundial, pasando por el Buenos Aires nevado del Eternauta, el cómic tiene su propio modo de cartografiar el espacio conocido y quizás incluso señalar ciertas rutas a lo desconocido. Ahora el presente texto tiene como objetivo señalar de qué manera la narrativa gráfica del siglo XXI en su modalidad de cómic y manga traza nuevas fronteras y rutas que los lectores han de recorrer, porque si los viajeros que se desplazaron durante varios siglos con la promesa de la riqueza y el afán de colonizar agotaron el espacio conocido, es bueno preguntarse hacía donde se pueden dirigir actualmente las miradas sedientas de riqueza y poder.
Elegí para llevar a cabo este trabajo el análisis de dos obras, por una parte ciertos números de Los 4 fantásticos de Bryan Hitch y Mark Millar, desde el #558 - #562 publicados el año 2008, sin descartar citar algún elemento de otro número de la etapa de este equipo. Mientras que por otra parte tenemos el manga Black Paradox de Junji Ito publicado el año 2009 en Japón.
Los 4 Fantásticos han sido publicados casi sin interrupción desde el año 1961 por Marvel cómics, suponiendo un punto de quiebre en el modo en el que son entendidas las obras de este género hasta esa fecha como bien lo explica Grant Morrison en Supergods: “Mientras que en las portadas de los cómics de la década de 1950 se veía a gente normal y corriente huyendo de monstruos que simbolizaban los instintos reprimidos, ahora teníamos a cuatro personas que contraatacaban. Mientras que Superman se erigía en el centro de los elementos en la primera portada de Action Comics, estos nuevos héroes eran los elementos. Los 4 fantásticos formaban una ecuación viviente; la exploración de sus relaciones familiares, siempre cambiantes, siempre familiares, hacía de ellos una fábrica incesante de historias.” (pág 117)
La historia es bastante conocida; Los 4 fantásticos fueron el último intento de la fenecida Timely cómics por no terminar de caer en la bancarrota, gracias a ello es que Stan Lee tuvo carta blanca para hacer lo que le diera la gana y así es como introdujo dos conceptos capitales y revolucionarios para la época: el universo cohesionado y la continuidad absoluta. Este último es importante ya que arrasa con el esquema iterativo, como lo definió a posteriori Umberto Eco, que dominaba a la industria: el tiempo tenía prohibido su paso por el mundo de los superhéroes, estos no podían envejecer y llegar a morir. Esto no corría para
Los 4 fantásticos quienes sentían el paso del tiempo: Sue y Reed se casan y tienen hijos, Johnny entra a la universidad y Ben Grimm se desvive por encontrar novia a pesar de su apariencia. Sin embargo, el tiempo real le pasa la cuenta a la idea y hace absolutamente inviable mantener la continuidad absoluta, de hecho son Mark Millar y Bryan Hitch quienes ajustan la cronología declarando que Reed y Sue llevan con suerte un par de décadas juntos en vez de los más de 50 años y 600 números con los que cuenta la serie.
Quizás no podamos hablar de esquema iterativo en sentido estricto, pero sin duda Los 4 fantásticos se ajustan al esquema del mitema siguiendo a Roland Barthes en Mitologías, debido a que hay elementos irreductibles en su constitución que pueden ser ajustados a cualquier época. De hecho, cabe denotar que una de las mejores interpretaciones del grupo es un pequeño cómic llamado Los 4 fantásticos: Moléculas inestables donde los personajes son re-interpretados haciéndose la pregunta que consiste en cómo serían estos personajes a fines de los años 50 sin sus característicos poderes: Reed Richards es visto como un científico de carácter gélido que no entiende los cambios que se están dando en la época como las luchas raciales y políticas. Ben Grimm es un enamoradizo boxeador, Sue Storm es una ama de casa con tendencias bovaristas mientras que Johnny se deja llevar por los fuegos de la poesía y el movimiento beat.
Las aventuras de Los 4 fantásticos van a operar en función de someter a estos caracteres en diversas situaciones, pero sin alterar esa naturaleza que los define y que es resaltada de manera aún más explícita a partir de sus poderes. La elasticidad de Reed y su relación con las ciencias, la rocosa apariencia de Ben en contraste con sus sentimientos, el carácter protector de Sue y su invisibilidad y capacidad de hacer campos de fuerza, sin olvidar a Johnny el eterno adolescente convertido en una llama humana. A partir de este esquema, y con las posibilidades que nos brindan estos personajes es que Los 4 fantásticos serán definidos en el siglo XXI en palabras del guionista Mark Waid como los Imaginautas, porque sus aventuras se enmarcarán en la exploración de los límites de la física y la ciencia de lo imposible. Es el espacio, el tiempo y las dimensiones desconocidas los territorios por los que se moverán siempre la denominada primera familia de Marvel. Ahora vale la pena hacerse la pregunta que indica; de qué forma podría acercarse un relato gráfico con este tono a nuestra realidad. Comenzamos a atisbar la respuesta si nos hacemos una idea de los trabajos de Mark Millar, guionista escocés que siempre se ha sentido más cómodo escribiendo superhéroes que escapan a los lineamientos de la industria que dictan que todo comic book debe ser apto para ser leído por una persona de cualquier edad. La forma en que Millar ha escapado a esa regla es a través de los mundos alternativos, ya dio muestras de esa comodidad con Superman Hijo Rojo donde re imaginaba a la nave enviada desde Krypton con un bebé cayendo en la Unión Soviética en plena guerra fría. En Marvel le dieron la oportunidad de hacerse cargo de The Ultimates que es la versión para el siglo XXI de Los Vengadores donde el Capitán América es una bandera andante al servicio de la política exterior norteamericana y Thor un dios nórdico hippie caído en las garras del imperialismo estadounidense.
Una vista del Neomundo.
Ahora refinamos un poco nuestra pregunta ¿De qué forma ciertas parcelas de nuestro territorio pueden aparecer representados en una historieta de Los 4 fantásticos? Para llegar a ese punto tenemos que hacer evidente que vivimos bajo el régimen del Realismo Capitalista según lo define Mark Fisher en su libro de título homónimo, entendido este como el instante en que todos los elementos constitutivos de nuestra existencia pueden ser cuantificado en términos monetarios: “El capitalismo es lo que queda en pie cuando nuestras creencias colapsan en el nivel de elaboración ritual o simbólica, dejando como resto solamente al consumidor espectador que camina a tientas entre reliquias y ruinas. Y sin embargo está muy difundida la opinión de que este giro de la fe a la estética y del compromiso al espectáculo es una de las virtudes del realismo capitalista. En su pretensión de «habernos liberado de las –abstracciones fatales- inspiradas por ideologías del pasado-, tal como lo enuncia Alan Badiou, el realismo capitalista se presenta como la coraza que nos protege contra los peligros de la fe.” (pág 26)
De las líneas argumentales que desarrollan Millar y Hitch en su andadura en Los 4 fantásticos vamos a destacar dos con especial énfasis. La primera consiste en la construcción de Neomundo, que es un modelo a escala de la tierra que órbita cerca de esta última, y que reproduce cada una de sus características, pero que nadie puede ver. Al pararse sobre tamaña construcción Reed le preguntara al científico encargado de dirigir su construcción: “Pero quién paga todo esto Ted ¿lo financias tu solo?” “Es un modelo a escala natural del planeta tierra, Dr. Richards. La fundación tierra fue creada por los hombres más ricos del mundo en cuanto conocimos el grado de amenaza al que nos enfrentamos.” “Pero no es ni Galactus ni ninguno de los problemas típicos, sino un colapso medioambiental. Y los números son muchísimo peores de los publicados.” “Calculamos que la tierra quedará inhabitable en menos de diez años”. Richards replicará “Pero aunque tus cálculos sean exactos ¿No estamos huyendo? ¿No deberíamos tratar de encontrar una solución?” “Por desgracia superamos ese punto hace ocho años”. Una de las claves que Fisher menciona en torno al realismo capitalista es su capacidad para negar no solo cualquier alternativa ideológica, sino que además para no hacer frente a las consecuencias de la depredación de los recursos naturales. De esta forma es como Millar y Hitch se las arreglan para insertar ya desde el principio un tema que tensiona la estructura misma del mitema y de todo lo que implica la narrativa super-heroica en la medida en que ya está trazado el fin del mundo, para el que se están preparando unos cuantos privilegiados. Sin embargo vale la pena preguntarse como acaba este hilo argumentar que se conecta con otro, y así revisar si esta idea llega hasta sus últimas consecuencias.
El segundo hilo argumental que tomaremos tiene que ver con la presencia de la señora Deneuve a quien los Richards contratan para hacerse cargo de sus hijos. Más adelante se nos revelará que este personaje entrado en años es Sue Storm que viene desde quinientos años en el futuro porque la tierra esta devastada. Sin embargo, no viene solo a advertirles, si no que su plan consiste en hacer viajar por el tiempo a ocho mil millones de refugiados e instalarlos en la línea temporal del cómic que estamos leyendo. Más adelante la misma Sue del futuro nos contará: “Empecemos por la buena noticia. La buena noticia es que la tierra no murió en el primer tramo del siglo XXI.” “Pero cuando llegó el final fue peor de lo que imaginamos “ “Doce mil millones de personas murieron de hambre, la mitad de las ciudades fueron anegadas por el mar y el cáncer y la enfermedad afectaron a casi todo ser viviente.” La acción de la Sue del futuro cuyo objetivo no trastoca su naturaleza heroica provoca una paradoja con respecto a la Sue de la línea temporal de la obra que leemos, la salvación del mundo de una implica la destrucción del de la otra, lo que tensiona la claridad y luminosidad con que suele operar el heroísmo de este tipo de obras al tiempo que Millar hace evidente el clásico conflicto del héroe de Marvel donde las decisiones tienen consecuencias. Paralelo a esto el Dr. Doom había sido secuestrado por los colegas de la Sue del futuro para robarle la energía que requerían para traer a los inmigrantes del futuro. Al final Millar resuelve el argumento apelando a lo antes trazado con respecto a Neomundo, la réplica destinada a ser habitada por los ricos que invirtieron en ella termina asilando a los ocho mil millones de habitantes que escapan del moribundo futuro. Sin embargo, aquí lo relevante va un poco más allá y pasa por lo que no vemos, porque la paradoja de las Sue Storm nos cubre el hecho real de la destrucción de la tierra producto de la depredación del capitalismo.
BLACK PARADOX
Podríamos afirmar que Black Paradox de Junji Ito, la otra obra que revisaremos, comienza por su final, esto porque sus cuatro protagonistas: Marceu, Taburo, Baracchi y Pitán se unen para suicidarse en grupo. El asunto se tuerce cuando al ir en auto al lugar donde llevaran a cabo el acto, Marceau se da cuenta que pasa por el lado de ellos otro auto igual con el doble de cada uno de los integrantes a excepción de ella. Citando a Estañol: Doppelganger “quiere decir <<el que camina al lado>> o <<el compañero de ruta>>. Una traducción más literal es el doble caminante ya que la palabra alemana gänger significa caminar y Doppelsignifica doble.” (2011) En la literatura el doble opera como aquel que tiene el objetivo y la capacidad de liberar el contenido reprimido, es quien tiene una segunda oportunidad en la vida. Sin embargo en el Manga que estamos revisando los dobles están relacionados con diversos motivos de la duplicación. El de Baracchi es el doble del espejo, en un momento de la obra se quiebra, el de Pitan es un robot que crearon en un laboratorio con su apariencia y lo termina reemplazando, y el de Taburo está relacionado con su sombra y todos estos dobles tienen el mismo objetivo que los personajes que le dan forma: suicidarse. En este caso el doble redunda el problema, y profundiza aún más la falta de esperanza y el desencanto del mundo: “Yo en realidad no tengo ningún motivo claro…supongo que todo es fruto de la angustia indefinida que siento… la angustia por el futuro…es una de las motivaciones para el suicidio que citó el escritor Ryonosuke Akutagawa, de hecho. De alguna manera… presiento que en el futuro me acontecerán numerosas desgracias y me siento sin fuerzas para soportarlas…” dirá Marceau cuando le preguntan el motivo por el que quiere suicidarse. Para Estañol el doble en la literatura es el que viene a llevar a cabo aquello que el original no puede, representa el ansía de mayor libertad, y la posibilidad de ejecutar las pulsiones reprimidas. Un ejemplo de esto lo podemos ver tanto en la novela como en la película El club de la pelea, sin ir más lejos, en el cómic de Los 4 fantásticos que acabamos de revisar la señora Deneuve actúa como doble de Sue Storm que lleva hasta las últimas consecuencias el ideal que ella representa.
Tras deshacerse de sus dobles, los protagonistas intentaran llevar a cabo el suicidio en grupo tomando pastillas, pero algo se tuerce nuevamente y Pitan es el único que las toma. Ocurrirá algo inesperado cuando este último se despierte y comience a vomitar unas esferas brillantes que parecen joyas. Aquí es donde todo se complica aún más porque Baracchi cree poder lucrar con ellas hasta que descubren que golpeándolas o interviniéndolas explotan lo que siembra el caos en la ciudad y los convierte en prófugos, más tarde descubrirán que los cuatro son capaces de vomitar esas esferas porque alguna parte de su cuerpo está conectada con otra dimensión, esto porque lo que encierra el mineral no son otra cosa sino las almas de todos los que viven en la tierra. Hacía el final interviene el gobierno que obliga a los cuatro protagonistas a cruzar al otro en busca de más esferas que pasan a ser utilizadas como fuente de energía para que Japón ya no dependa más de la energía nuclear: “Las almas de los seres vivos residen en el mundo espectral…nuestros cuerpos mueren y renacen sobre la tierra, pero las almas, el origen de todo, se encuentra en todo momento en ese otro mundo… por eso el proyecto paradnight… representa que las personas salen a la caza de sus propias almas…”, dirá Marceau como punto final de este cuento macabro. Las herramientas narrativas de Junji Ito parecieran ser más sencillas que las que revisamos con respecto a Los 4 fantásticos, esto porque el japonés no necesita ejecutar las piruetas narrativas para poder insertar en el argumento los temas que le interesa tratar.
Podría afirmar que la idea de este texto surgió al instante de terminar de leer Black Paradox, los cuatro protagonistas son llamados espectronautas por su capacidad de cruzar al más allá y en la página final caminan de manera decidida a cumplir su misión. Es inevitable que mi cabeza haya relacionado esa página con Los 4 fantásticos que en más de una ocasión fueron llamados exploradores de lo desconocido o imaginautas, como mencioné más arriba. La comparación no termina ahí porque el origen del cuarteto que nació a los lápices de Jack Kirby tiene una filiación con el cine de terror de los años cincuenta, no por nada Ben Grimm es La Cosa y Reed Richard es el Hombre Elástico. Si bien su diseño nunca ha tenido relación con lo grotesco, eso no es impedimento para pensar que son personajes constituidos a partir de lo extraño. Los 4 fantásticos como mitema parecieran estar condenados a la misma condena perpetua de vivir aventura tras aventuras sin experimentar grandes cambios, esto le da sentido a la introducción en su narrativa de otras líneas temporales que operen como reflejo y tentativa de un fin, de hecho el Dr. Doom al final del arco argumental antes analizado asesina a la Sue Storm del futuro en venganza por haberlo secuestrado.
Por otra parte Ito nos presenta también un sentido velado tras la paradoja de la imposibilidad de suicidarse porque el más allá esta colonizado lo que en términos foucaultianos da cuenta de la vulneración del derecho último a quitarse la vida como acto político, que implica que el capitalismo expansivo haya llegado al punto de apropiarse de las almas de todo el mundo para seguir funcionando, lo tiene que ver con inviabilidad de continuar alimentando una sociedad que opera como una industria de la depresión y la angustia que es lo que moviliza a los protagonistas. Ocurre con este tipo de cuadros psiquiátricos lo mismo que pasa con el problema del medio ambiente en la medida en que el sistema capitalista niega el ser causa directa de este tipo de problemas; la enfermedad pasa a ser algo anómalo y no un producto natural de las condiciones de vida. En conclusión, cabe denotar que ambas obras exponen una geografía de lo fantástico e imposible, de viajes en el tiempo y hacía otras dimensiones, territorios que pueden constituirse en metáforas válidas que den cuenta de la depredación no sólo de nuestro entorno si no de nuestro interior. Lo monstruoso, lo extraño y el horror son lenguajes válidos para hablar del capitalismo como afirma Fisher: “El capital es un parásito abstracto, un gigantesco vampiro, un hacedor de zombies; pero la carne fresca que convierte en trabajo muerto es la nuestra y los zombis que genera somos nosotros mismos” (pág 39)