IMÁGENES – DOCUMENTO

“Algunas reflexiones hacia un manifiesto sobre comic documental”

Por Azul Blaseotto

IMÁGENES-DOCUMENTO

Desde los orígenes de la humanidad, ésta se interesa por la documentación de situaciones, personas y procesos mediante imágenes. Tanto los primitivos sistemas representativos-descriptivos de escritura, las pictografías , como los sistemas americanos de identificación mnemónica o los logo-silábicos empleados en Sumeria desde el siglo xxx A.C, se basan en representaciones o esquematizaciones progresivas de seres y objetos del mundo natural (1)

Hoy son los documentos nacionales de identidad y los pasaportes los que esquematizan las pertenencias culturales y secuencializan las migraciones. Pero no es este tipo de documentos los que aquí me interesan, los que sellan accesos, sino los que resguardan caminos. Los caminos están sembrados de imágenes, y éstas son siempre bifrontes. Reúnen la perspectiva de quien las produce, y la de quien las mira. Las imágenes son además, a diferencia de los números, símbolos connotativos, es decir, dan lugar a interpretaciones. Lo mismo sucede con las palabras… y puede suceder con los documentos.

EL ESTATUTO DE VERDAD

Una de las artes de combinar visualmente imagen y palabra de manera secuencial para narrar una historia es el cómic.

Ahora bien ¿Qué de específico tiene el cómic documental? La caracterísitica documental está emparentada con las otras dos artes reproductibles técnicamente, la fotografía y el cine. Me refiero al interés por representa historias particulares y colectivas, y por constituirse en archivo y memoria de las culturas. Imágenes que dan cuenta de las personas, sus actividades y lugares y épocas específicos. Pero si ambas disciplinas tuvieron un momento de idilio en cuanto a la realidad de la imágen capturada, es decir el estatuto de verdad, es claro que al día de hoy esto es insostenible. Comprobado está que el regimen stalinista borraba de las fotos a opositores o miembros del partido caídos en desgracia, se sospecha que Robert Capa falsificó su celebrada foto “Muerte de un miliciano”, y sabemos también que la filmación de la muerte de Muhammad Jamal al-Durrah fue manipulada en un fake periodístico, entre otros muchos ejemplos.

Por otro lado, las crónicas dibujadas de Ulrico Schmidl al momento de la conquista de la region rioplatense por las huestes católicas de Aragón y Castilla adquieren, por su vocación narrativa y el detalle fiel, el carácter de documento de época. Tan legítimo éste, como las míticas fotos de los abuelos inmigrantes en la Buenos Aires a principio del siglo XX.

El cómic documental no lo es solamente en virtud de su rigorismo detallista en cuanto a la representación de vestimenta, ambientaciones, personajes, etc… (Hugo Pratt por ejemplo se nutre de exhaustivos estudios de uniformes de época, pero su intención dominante es la aventura). Cuando Art Spiegelman recrea la vida de su padre y el Holocausto judío en “Maus” , le otorga a cada pueblo identidades animales. Su narración adquiere así otras, profundas, dimensiones, que los lectores deben interpretar por su cuenta.

Aún en narraciones menos simbólicas que “Maus”, como “Safe area Gorazde” de Joe Sacco, la perspectiva dibujada por la mano humana reúne cosas que una lente fotográfica no puede. Sacco, que estudió periodismo y saca fotos, dibuja en una viñeta el cielo, el polvo levantado por un helicóptero, la carga que transporta, enjambres de niños jugando y las expresiones individuales de los mismos. Mientras que los documentos oficiales de las Naciones Unidas declaraban a Gorazde como un lugar seguro y controlado, Sacco desocultó mediante sus cómics la indiferencia política internacional, los intereses cruzados y la carnicería étnica.

RUPAY: LA PERTINENCIA LATINOAMERICANA

Justamente porque los caminos están sembrados de imágenes, no es más importante el contar una historia, que cómo contarla. Y es básicamente por estas dos cualidades documentales, el para qué y el cómo, que las culturas colonizadas, como las latinoamericanas, tienen, en mi opinión, inmensas posibilidades de acción. Es decir, cómo contar, desde su intransferible perspectiva, cultura, historia y la particular vivencia de las mismas, para no reproducir por boca de ganso y fuga de cerebros verdades, costumbres y deseos que no les son relevantes. Como dice Juan Sasturain, contar historias, manejar el imaginario, es ordenar el mundo (2)

“Rupay. Historias gráficas de la violencia en Peru 1980-84” (3), cuenta visualmente aquello que según Jesús Cossio, uno de los autores, no forma parte del debate público, sino a lo más de la discusión intelectual: la violencia y el racismo clacistas de la sociedad peruana (4)

Lo interesante es ver como la ignorancia y la intolerancia cultural se reproducen en todas direcciones y afectan a todos los bandos implicados en esos hechos. El trabajo incorpora datos arrojados por la “Comisión por la Reconciliación y la Verdad”, fotografías documentales y dibujos hechos in situ por un artista plástico peruano. La información aparece entonces recontextualizada,y esta recontextualización legitima además una creación subjetiva. El dibujo artístico como portador de verdad, característica que como apunté más arriba, suele atribuírsele a la fotografía.

Una de las cualidades intrínsecas del comic documental sería entonces, no la mera reproducción de un hecho histórico, sino la subversión de una historia oficializada. Detentar el poder creativo de construír documentos a escala humana que den cuenta de la especificidad y diferencialización de la vivencias.

Me parece urgente, en el actual contexto hegemónico de imagenes massmediáticas e internéticas, ya sea berlusconizadas ó tinellizadas, y frente a la proliferación de verdades falsificadas mediante fotografías y mediante la manipulación de fotografías documentales, investigar (discursiva y prácticamente) la potencialidad del documento dibujado. Crear imágenesdocumento para mantener la perspectiva en los caminos a transitar.

(1) Joge B. Rivera ?panorama de la historieta en Argentina”, 1992 Argentina, pág.4

(2) El domicilio de la Aventura. Juan Sasturain, Colihue, 1995, p59

(3) Jesus Cossio, Luis Rosell y Alfredo Villar, “Historias gráficas de la violencia en el Peru 1980-1984”, Contracultura, Lima 2008.

(4) De una conversación mantenida con Jesús Cossio durante junio de 2009 en el Instituto Universitario Nacional del Arte en Buenos Aires.

Para conocer el trabajo de Azul Blaseotto se puede visitar:

http://azulblaseotto.blogspot.com

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