Por Emilio Gil Alvarez
Siempre me han atraído las viñetas de Víctor de la Fuente.
No, no me refiero a todas, sino solamente a esas viñetas de proporciones extremadamente alargadas que con tanta profusión utiliza y que tan solo él sabe resolver con esa elegancia y personalidad que le caracterizan.
Pero ¿porqué me llaman tanto la atención?.
Comparemos las viñetas del maestro con las viñetas tradicionales en lo que se refiere a tamaño y proporciones, puesto que la forma es rectangular en ambos casos.
En cuanto al tamaño, viene determinado por el número de viñetas por plancha. Víctor de la Fuente resuelve sus planchas con 5 viñetas, lejos de las 9 a 12 adoptadas desde los álbumes franco-belgas hasta las páginas dominicales de prensa o los cómic-book norteamericanos. Esto supone, obviamente, que sus viñetas duplican en tamaño a la viñeta tradicional.
Respecto a las proporciones, hay una clara predilección por las viñetas en las que el lado mayor es de 2 a 6 veces la longitud del lado menor, cuando en la viñeta clásica se sitúa entre 1 y 2 veces.
Son pues viñetas grandes y muy alargadas.
El motivo de esta predilección por las viñetas grandes y alargadas habría que buscarlo en las posibilidades de investigación formal que ofrecen. Si las disponemos horizontalmente, ocupando todo el ancho de la página, permiten explorar la visión panorámica. Si, por el contrario, se las dispone verticalmente permiten explorar la profundidad de campo.
En ambos casos, las posibilidades narrativas de las viñetas son claramente superiores a la clásica, toda vez que la mayor disponibilidad de espacio así lo permite. Ahora bien, exigen del dibujante un esfuerzo importante por diversos motivos.
Pero nuestro dibujante sabe salir airoso de éstas tareas, gracias a su enorme capacidad para reflejar las 3 dimensiones del espacio sobre las 2 dimensiones de un papel, y a su profundo conocimiento anatómico.
Y el resultado es espectacular, unas planchas y viñetas de composición nunca vistas.
Sin embargo, sus compañeros de profesión no seguirán ésta nueva vía, pues si viñetas panorámicas se dan en todos los autores, muy pocos se adentran en el territorio de las viñetas verticales y la profundidad de campo.
Y ello es así porque la visión humana es también panorámica, ya que nuestros ojos se alinean horizontalmente, girando la cabeza con suma facilidad en esa misma dirección, cosa que no sucede con respecto de la vertical, visión que nos resulta mas forzada y por ello mas difícil de imaginar y, por tanto, de representar gráficamente.
A continuación, una serie de ejemplos explicativos, todos ellos del primer álbum de la serie “Amargo”, publicada en Francia a todo color por Hachette en 1976 y en España en blanco y negro por Nueva Frontera, en el nº 1 de la revista Búmerang.
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Todas las viñetas tienen unas proporciones claramente alargadas, igual o superior a 1:2, ya sea en posición vertical u horizontal. Sin embargo la plancha se sitúa en 3:4, como las viñetas tradicionales.
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La profundidad es conseguida no solo mediante un difícil encuadre en escorzo, sino a través del dibujo y del color.
A mayor profundidad, mayor simplicidad del dibujo, con menos trazos y menos manchas.
El contraste entre colores complementarios (azul para el primer plano en sombra y amarillo para el fondo soleado) potencia la profundidad de la viñeta, que así adquiere su 3ª dimensión.
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Se ha dejado en color el tercio central y tornado al sepia el resto, haciendo patente la espectacularidad y posibilidades narrativas del encuadre panorámico frente al habitual.
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Dos escenas que comparten viñeta y contrastan entre si. En una Amargo despidiéndose de la niña y en otra Cactus sujetando a los caballos. La tranquilidad que transmite la primera es acentuada por la horizontalidad que marcan sus brazos, mientras que en la segunda predominan lineas verticales cruzadas entre si, lo que da sensación de nerviosismo.
Dos escenas independientes, situadas en planos de diferente profundidad. Será la visión panorámica la que las conecte entre si, provocando que surja en el lector una tensión añadida, pues es evidente que los caballos esperan a Amargo.
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Otro vibrante ejemplo de obtención de la profundidad de la viñeta mediante un adecuado uso del color, que en éste caso es oscuro al fondo, por estar en sombras, y luminoso el primer plano, pareciendo salirse del papel.
El resultado es enormemente atractivo, en gran medida gracias a la originalidad del encuadre.
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Un ejemplo de las posibilidades narrativas de las viñetas verticales.
En este caso no se potencia la profundidad con el color, seguramente para no cargar la viñeta con un exceso de información.
Años después lo veríamos nuevamente en Tex, mejorando la profundidad con un audaz uso de las sombras en el tercio central de la viñeta.