El Asco: Este artículo es para tu protección

El Asco1

POR CARLOS REYES G.

Décima Parte. La historieta de “El Asco”/The Filth. (publicada originalmente en la colección vértigo de DC) significó un saludable regreso a algunos de los viejos temas “Morrisianos”: realidades alternas, humor negro, drogas, trips, ciencia heterodoxa, CF y metalenguaje, sazonado esta vez con altos niveles de simbología sexual, locura, perversiones, teorías conspirativas, violencia y variadas metáforas referidas a funciones corporales y enfermedades.

La serie, de trece episodios, significó un golpe al mentón de muchos lectores que la consideraron literalmente un bodrio pretencioso a la altura de su título, no obstante, a muchos nos confirmó que Morrison gusta de jugar en terrenos agrestes y despistar al lector en sus laberintos mentales.

Te guste o no, El Asco entretiene más de lo que cabría suponer en una historieta a ratos confusa para quienes buscan desenlaces taxativos y concluyentes. El Asco, una prolongación natural de The Avengers con Emma Peel y John Steed enloquecidos, se sitúa a medio camino entre la Doom Patrol y Los Invisibles, demostrando una vez más que la premisa que subyace en esta serie de artículos dedicados a Grant Morrison es cierta: La realidad gusta de jugar al travestismo.

LIMPIANDO EL CULO DEL MUNDO

El Asco es la lisérgica historia de Greg Feely, un calvo e insignificante pornoadicto que vive junto a su gato Tony. Súbitamente su masturbatoria vida es destrozada por la presencia de la autoproclamada agente Miami quién lo somete a una sesión de sexo intenso para despojarlo de la parapersonalidad bajo la que se ha ocultado todo este tiempo. Así reaparece Edward Slade, agente especial 999 de La Mano, Operaciones de superlimpieza. (“Te quieren Slade. La Mano nunca te suelta”)

Mientras que Feely es reemplazado en su casa por una parapersona, un sosías de sí mismo, la agente Miami sumerge a Slade en el afiebrado mundo de La Mano, organización dirigida por Madre Sucia (“Soy el esqueleto dentro de toda vida. Soy la médula que hace soldados. Soy el icor. Soy la viscosidad y el moco”)

Una vez en La Raja, su centro de operaciones, Feely-Slade conoce a “Le Plume”, su oficial superior. Feely-Slade se entera que por ahora es un paramnésico (1) con resaca de identidad y que desde siempre ha sido parte de esta superorganización “Que tiene jurisdicción sobre todas las agencias terrenales. La Mano da y quita. La Mano golpea. La Mano emite. La Mano acaricia. La Mano invoca. Protegemos Status Q”.

La Mano, suerte de Gestapo científica, se encarga de la higiene social: “Nuestra mano es la que limpia el culo al mundo ¿recuerda?”; “Impedimos que el patio trasero apeste”

La galería de personajes es un variado museo de rarezas, tan usual en los trabajos de Morrison como por ejemplo: Hombre Verde/Hombre Amarillo, superintendentes de La Mano: “El tiempo no es nada para hombre verde/ hombre amarillo”; Dimitri, el Camarada 9, el chimpancé comunista, empedernido fumador de marihuana y mejor asesino del mundo (“Soy el chimpancé que mató al primate alfa Kennedy”). El simio parlante define sin rodeos la función de La Mano: “Nosotros nacemos para enterrar los cuerpos rotos e incinerar los putos abortos del mundo, para que ningún cerdo humano con remilgos sienta asco al verlos”; La agente Cameron Spector cuyos globos de texto se convierten en todo un desafío para la lectura veloz: “A ver di: ¿Qu’es lqui‘vive dntro dti todtu vida, pro sobrvivtu muerte? ¿Lcosinmrtal qurecurda curpos y vidas psadas? (?) ADN mitcndrial. Esl térmno técnco paral “alma”.

UNA HERIDA EN LA REALIDAD

La creación del afiebrado universo de La Mano está en deuda con el imaginario de William Burroughs y su desquiciada policía Nova. Recordemos que no es la primera vez que el trabajo del guionista escocés toma prestados elementos del viejo Billy, como su particular estilo de escritura fraccionada, de corte, pegado y redisposición de las palabras y sus imágenes concomitantes (Sugiero leer, a modo de ejemplo, en las ediciones españolas de “Los Invisibles”: las alocuciones de Papa Ghuede en el episodio 10, las sagas “Entropía en U.K.”, “¡Adios Conejitos!” y la historieta corta: “Y Todos Somos Policías” publicada en el especial Vertigo: “Al Filo del Invierno”)

El universo de La Mano (El sistema inmunológico) parece situarse en una realidad paralela, lo que les permite escarbar y husmear literalmente en todo lo desagradable y pútrido del mundo para acabar con las amenazas patológicas que de tanto en tanto buscan corromper Status Q (El Cuerpo) Si embargo los procedimientos antígenos de la mano resultan ambiguos y sucios, como las de toda organización secreta que se precie. Los agentes de La Mano se pasean impunes por el mundo “real” pertrechados en sus coloridos trajes sacados de algún perdido film pop de los 60: “Los uniformes de La Mano ? explica la agente Miami- están diseñados para recordar a la gente impulsos sexuales freudianos que prefieren negar. Pensar en nosotros les hace sentir sucios”. Usan ridículas pelucas fosforescentes para evitar ataques electromagnéticos y pese a su nada discreto vestuario, los humanos viven completamente ajenos a su accionar: “Están condicionados desde su nacimiento para ignorarnos. Las actividades de La Mano son como ruido de fondo”.

La realidad alterna de La Mano se sitúa en La Raja, especie de herida supurante, abierta en la realidad durante una explosión en busca de una pluma ciclópea en 1952 (recordemos aquí otra herida de cuidado: el tajo en la mano de Emilio Cuervo que al abrirse funcionó como un portal hacia el cuartel general del “Culto del Libro No Escrito” en el episodio “El Descreador de La Doom Patrol) La Raja es un mundo de pesadilla y polucionado que parece situarse: “Bajo las cosas, por las cañerías de la existencia, donde van los residuos” y “lo atraviesa todo. Y a todos”.

La Raja está llena de vertederos en donde el tiempo corre 10 veces más rápido, envejeciendo y matando, en sólo minutos, a los incautos sin trajes de potección. La Raja es una pesadilla habitada por pájaros navaja, manadas de macroácaros carroñeros y delfines inteligentes y malhumorados que se dedican a “ordeñar” tinta desde una pluma ciclópea, unida a una mano gigante y muerta. “La tinta da vida a las cosas”- comenta la agente Spector, mientras que el almirante de La estrella de Jesús, Nixonixon, que vive dentro de su minixonosfera, secundado por sus fieles hombres-branquia, barrunta respuestas imposibles a las preguntas de Slade: “¿El dibujante del plano se cortó su mano todopoderosa y la tiró, horrorizado por aquello que había creado?¿Sigue fijada a un cuerpo, en un universo mayor que no osamos ni imaginar, presa del bloqueo de un escritor incapaz de escribir?”.

2D - 3D

El viejo tema del meta cómic ya tratado en Animal Man, resurge otra vez en esta nueva entrega de Morrison. El guionista describe las visitas de seres del “mundo real” de La Raja (3 D) hacia el Papelverso (2D) denominación que recibe el mundo bidimensional de una historieta de superhéroes escrita por la nave “Cangrejo Uno”, dirigida por la Capitana Church, una dominatrix al mando de un grupo de chicas vírgenes. Su trabajo consiste en ocuparse de la continuidad de esta meta-historieta lbautizada como “Status Quórum”, revista leída por varios personajes de El Asco.

Uno de los más grandes superhéroes de esta revista, “Origen Secreto” (entre los vendajes de su rostro se vislumbra el mechón de cabello, sinécdoque inequívoca del Superman de DC) ha logrado atravesar los mundos hasta el universo 3D de La Raja. El viaje lo convierte en un apopléjico atormentado. “Origen Secreto” bien podría ser un vicario del Animal Man de Morrison cuando afirma: “No superhombres, sino superesclavos en una prisión sintética. Interpretando tontas aventuras sin sentido escritas por monstruos amorales”. La tragedia consume al otrora protagonista del papelverso: “Yo era un poderoso superhéroe. Vivía en el firmamento y todos me querían. Ahora me meo en los calzoncillos (?) llevo tanto tiempo intentando sonreír a pesar del dolor, para ser fiel a mi personaje? Y el otro día eché un vistazo a mi bolsa fecal y me di cuenta? Ya no soy un hermoso héroe. Soy un feo villano”. La imposible convergencia de estos dos mundos, es parte de del clímax de la última parte de la serie. Las realidades (y tramas) se confunden y confunden al lector. La locura es la salida más cómoda para el personaje dual de Feely-Slade.

 

Hombre verde amarillo

CUALQUIERA PUEDE SER SPARTACUS HUGHES

El Asco, pese a su grisácea zona valórica (Neutralizar es el eufemismo usado para asesinar a alguien considerado una antipersona en jerga de La Mano, lenguaje habitual de agencias de policías políticas de todo el mundo) también tiene algunos personajes considerados villanos, o más precisamente Antipersonas en su desquiciado universo. Estos enemigos del Status Q funcionan a modo de virus, bacterias o focos infecciosos que buscan contaminar el cuerpo total. Y sin duda alguna el archienemigo por excelencia de La Mano es el ex agente Spartacus Hughes, antaño destructor adiestrado por la división “El Puño” de La Mano. Hughes se dedica a activar: “diversas amenazas contra la higiene social”. La amenaza de Hughes es conjurada y, no obstante, pese a ser neutralizado (sus manifestaciones carnales no son más que portadores de su virus) regresa varias veces a lo largo de la serie: primero busca provocar una pandemia letal usando I-Life (seres nanotecnológicos), más tarde instaura Democracia Zero en El Libertania, un mega barco de lujo con cien mil personas a bordo y en el que Hughes ha secuestrado al drogadicto presidente de los Estados Unidos, implantándole pechos de silicona talla cien, mientras la muerte y el desenfreno reinan en la tripulación: “Lo que viste Needy, es la sociedad del futuro que intenta establecer una brutal y voraz cabeza de puente en el presente (?) Soy una fiebre que todo el mundo está a punto de pillar, si tú y tu Mano no me agarran”- declama Hughes.

 

Los episodios 4 al 8 de la serie relatan las aventuras de limpieza de antipersonas de Slade y aunque van aportando datos fundamentales para el desarrollo final de la trama principal de la serie, bien pueden ser disfrutados individualmente. En ellos, Slade se enfrenta al misterioso asesinato de personas jóvenes que mueren de vejez y cuyos cadáveres se encuentran repartidos en los vertederos municipales de todo el mundo. Luego, el Orson Welles del porno crea un plan para fertilizar, con los mega espermatozoides provenientes del semen negro de la estrella porno Ander Klimakks, a todas las mujeres del mundo. Tex Porneau busca crear su film definitivo: “Porno triple Imax 3D superextremo. La ecuación definitiva. ¡Sexo=muerte=dinero! ¡Yo soy el futuro!”- sentencia mientras no abandona su eterna erección ni su cámara de video portátil.

 

POR EL ASCO QUE DA? TU S(U)OCIEDAD

El Asco cuenta con una gran (y a ratos inaprensible) historia que corre a toda velocidad, pero además tiene dos puntos a su favor. Las magníficas portadas de Carlos Segura y los impecables dibujos de Chris Weston.

Las portadas de Segura ilustran con señalética desprovista de rasgos, ciertos conceptos científicos que funcionan de maravilla con las metáforas médicas de Morrison. El guionista bautiza el estilo de portadas de Segura como de “fármaco-modernista”.

Weston, dibujante que aborda el mundo de La Mano con gran lujo de detalles, crea un imaginario visual perfecto (y pregnante) para la historia. Sus diseños de naves, gadgets, espacios y personajes no admiten permutación y sus páginas comunican narración clara o franca espectacularidad allí dónde son necesarias.

Morrison vuelve a jugar con la confusión de los planos de realidad y ficción ya vistas en Mistery Play. Sumerge a su personaje Feely-Slade en este mundo de locura e imprevisión del que no entrega pistas, ni hace concesión alguna al lector, en un desenlace que muchos han considerado críptico. Sin embargo, El Asco dista mucho de ser la exquisita caja negra de Mistery Play y se ubica mucho más cerca de una CF psicótica al estilo de Philip K. Dick. El Asco significó para Grant Morrison un regreso al parque de diversiones de la dimensión desconocida y una nueva visita a los orígenes surrealistas de la Doom Patrol, pero con toques de crudeza dosmilera y ciberpunkosa.

Inyéctate El Asco.Crea antígenos. Sé portador de la cura o enférmate.
Permanece Status Q o conviértete en antipersona.
Sé otro Spartacus Hughes o abandona tu parapersonalidad para combatirlo.
Vamos, toma partido. Tú escoges.
¿En qué mundo quieres vivir?
Pero recuerda? La Mano jamás olvida, La Mano jamás te suelta.

(1) Trastorno de la memoria en que el sujeto confunde representaciones con recuerdos auténticos. Los falsos recuerdos (que el sujeto cree verdaderos) sustituyen a los hechos reales que no puede recordar.

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