Blutch: Dibujar puede ser más intelectual que físico

POR CARLOS REYES G.

Desde sus primeros trabajos para la revista Fluido Glacial en 1992, Blutch ya ha publicado más de 15 libros, una enorme producción para un artista de sólo 37 años de edad y que ya es considerado un autor totalmente consagrado. Si compartes con él, a ratos verás que desaparece y no sería extraño que te lo toparas en algún rincón dibujando, tomando apuntes de la realidad en su croquera con su particular estilo expresionista. Si pones atención, tal vez puedas hallar algunos de esos sketchs publicados en su próximo álbum o tal vez no, porque como él mismo dice, su trabajo tiene esa mezcla de lo previsto y lo imprevisto, común a casi toda obra artística.

Una vez más vayan mis agradecimientos para el políglota Thomas Dassance y su gentil colaboración en soportar y traducir estas extrañas conversaciones.

“UN RUPTURISTA CLÁSICO”

Blutch es Francés, delgado, irónico, locuaz y muy sesudo. Gusta de bailar y hacer constantes bromas y juegos de palabras. No habla español, pero ello no es obstáculo para que trate de comunicarse gestualmente. Es un apasionado de lo que hace y se nota. Gustoso se sienta con Ergocomics para hablarnos sobre su trabajo. Por un momento hacemos un alto en nuestra conversación y, en el intertanto, toma rápidamente su croquera para retratarlo todo casi compulsivamente, como lo hace ahora con una pareja de amigos franceses que conversan relajadamente sentados en la barra. Reviso la poca cinta que me queda temiendo que no alcance y aprieto el rec.

Ergocomics: Blutch, tú tienes una larga trayectoria editando libros de historietas ¿Cómo llegas a crear una obra?

Blutch: Primero quiero aclarar que no me inscribo en la tradición europea de armar una historia con un personaje fijo que permite hacer secuelas. Cada libro que hago es como la negación del anterior. En el ámbito creativo es como que deshago lo que hice en el anterior. Péplum, por ejemplo, es un libro reacción contra lo que había hecho hasta ese momento y que eran relatos cortos de humor. Péplum era un relato largo y que no toca el humor. Lo que hago siempre es escribir el guión antes de dibujar, incluso si no lo parece.

E: ¿Te es más difícil escribir que dibujar?

B: Es mucho más difícil escribir.

E: ¿Te insertas en alguna tradición de historieta europea o te sientes rompiendo esas tradiciones?

B: Me siento un dibujante clásico, pero tengo influencias extra europeas, y he admirado y observado mucho a los dibujantes norteamericanos.

E: ¿Qué te atrae de ellos?

B: Primero que están fuera de la gramática franco-belga que, directamente, me repugna (risas) y porque tienen también un acercamiento a la acción y al relato que es más bruto que el europeo. Hay muchos autores underground que me gustan mucho. Primero fue Eisner y luego otros como Neil Adams, Mazzucchelli…

E: ¿Qué diferencia habría entre una ilustración y una historieta?

B: El sentido de lectura no es el mismo. Una historieta se lee de izquierda a derecha en un sentido más horizontal, mientras que una ilustración se mira de frente, entonces se podría decir que se lee más a la vertical.

 

 

“DIBUJAR ES PENSAR EN VOZ ALTA”

E: De Hitchcock se decía que sus secuencias más memorables eran las que no tenían diálogos. En Péplum pasa algo muy semejante.

B: Los momentos mudos son los momentos de acción. Mientras que los momentos hablados son otra manera de enfocar la acción. Para mí, no hay uno que sea más importante que el otro. Son formas complementarias.

E: En tus álbumes pasas de la Roma de Péplum a la Francia de los años 30 o a la Francia actual ¿Hay alguna temática común en ello, o es simplemente lo que se te viene a la cabeza?

B: La línea común es que es el mismo tipo el que lo hace todo (risas). Ya con eso alcanza porque es algo que une todo. Me gusta muchísimo escribir diálogos y, si hay algo que encuentras mucho en mis historietas, es que se trata de personas que hablan. pero que nunca se entienden.

E: Pasas de un género a otro entre un álbum y otro. ¿Te gusta jugar con los géneros o se trata más bien de un soporte para contar?

B: El género es una excusa para contar. Sirve para ampliar y fundamentar el discurso.

E: Te escuché decir que el ojo y la mente son los que dibujan… ¿Puedes explicarme esa idea?

B: Justamente toda la ambigüedad y la paradoja del dibujo es que, para mí, es una manera de pensar en voz alta. Así que sí, puede que sea más intelectual que físico.

“PEPLUM: PETRONIO, FELLINI, EL BALLET Y LA CF”

E: Cuéntame sobre tú álbum Péplum en que narras el periplo de Publius Cimber por la roma antigua…

B: He tomado a Péplum desde varios ángulos. Es casi como una autobiografía. Hice una adaptación libre del Satiricón de Petronio, la primera novela de la historia. Es una novela fascinante. Tiene agujeros porque no se la encontró completa. Como faltan trozos, eso crea un misterio terrible que nunca he encontrado en ninguna otra novela. Eso es un aire para la imaginación. En cierta manera, aunque no me comparo con Fellini, cuando él adaptó el Satiricón al cine, inventó partes y cuando yo tuve que resolver Péplum, también tuve que hacerlo. Al principio, de una obra de Shakespeare hay una escena que es el asesinato de Julio César. Para Péplum tomé directamente de ahí el texto del asesinato y lo puse en escena. En realidad, el personaje de Publius Cimber de Péplum está citado en la obra de Shakespeare, pero no se le ve nunca. Se lo escucha nombrar nada más que en ese momento. Lo que hice fue apoderarme de ese personaje y desarrollarlo, crearle una vida. Cuando decidí adaptar el Satiricón, obviamente pensé inmediatamente en Fellini, pero luego decidí alejarme de lo payasesco y hacer algo más duro. Lo que quise lograr fue que la gente no tuviese puntos de referencia y que le pareciera algo totalmente desconocido, como si se tratase de otro planeta, casi como algo de ciencia ficción. Lo que me fascina es que en el mundo precristiano, la mentalidad, la manera de concebir las cosas, era totalmente distinta. Por ejemplo, la gente debió reír de cosas completamente diferentes de las nuestras o cómo abordaban el tema de la homosexualidad, que es una idea reciente, del siglo pasado. Lo que intenté hacer fue describir un mundo inquietante, extraño y cruel. Por eso es que incluyo al comienzo de la historieta la muerte de Julio César, para que el lector no esté totalmente perdido y tenga al menos una referencia para seguir el relato. Péplum es la historia de un amor imposible, de un personaje que está enamorado de una mujer presa en el hielo y su amor hace derretir ese hielo. Él piensa que su amor es lo más grande, es muy vanidoso y cree que está a la altura de los dioses, pero no es más que un hombre como todos y se equivoca. Se va perdiendo en el camino. Y aquí estamos cerca del tercer eje de Péplum y que tiene que ver con el ballet. Cuando trabajo pienso mucho en el ballet, en la danza y puede ser que Péplum sea como un largo ballet. Todo eso puede ser medio pretencioso, pero bueno, si hay un momento para ser pretencioso es en el trabajo de uno ¿no?

 

“FANTASMÁTICO Y CALEIDOSCÓPICO”

E: ¿Cuál ha sido la recepción de tu obra en Francia?

B: Pienso que no tengo nada de que quejarme porque tengo un estatuto privilegiado y hago lo que quiero. Dentro de todo tuve un par de libros difíciles, complejos y que tuvieron bastante buena aceptación y venta, como el último que hice: Velocidad Moderna. Péplum tiene una historia caótica. La empecé para Casterman en el momento en que seguía existiendo la revista A Suivre, y al final no lo quisieron editar porque dijeron que era una mierda. Finalmente, lo publicaron en A Suivre, pero cortando como 20 páginas mudas del relato que no les gustaban.

E: ¿Con tu consentimiento?

B: Sí, me lo comentaron pero me dijeron que, como contraparte, iban a editar el libro entero en Casterman.

E: Cuando me mostraste los sketchbooks de lo que va a ser tu nuevo libro, me di cuenta que había muchos personajes y relaciones muy complejas entre cada uno de ellos. ¿Puedes adelantarnos algo?

B: Me vas a tener que pagar más (risas). Estoy haciendo un relato autobiográfico, humorístico, caleidoscópico, fantasmático (risas). Y cuenta la historia de dos creadores de historietas en dos momentos distintos de la historia que son, uno en 1975 y otro en el 2005. No se conocen, nunca se encuentran, pero hay algo que los une y es que dibujan al mismo personaje, que es un perrito que se llama Cocobull, y que tiene mucho éxito. Cuento la historia de estos dos hombres que están completamente aplastados por su personaje. Es la ilustración de la esquizofrenia y la desesperanza del dibujante de historietas (risas).

E: Por todo lo que me has dicho sobre tu trabajo tiendo a pensar que pareces mucho más racional que intuitivo…

B: Es la paradoja de la obra de arte que es toda esa mezcla, la transa entre lo previsto y lo imprevisto.

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