POR FRANCISCO ORTEGA
Esta es la versión completa de la entrevista que el periodista, escritor y guionista Francisco Ortega hizo a los autores de LOS AÑOS DE ALLENDE y que publicó en la edición N° 392 de Revista Capital (21 de marzo al 3 de abril de 2015 ) El propio Ortega nos la ha cedido gentilmente para que puedan leerla completa aquí, en Ergocomics.
La entrevista en una versión más breve puede leerse on line ACÁ.
A fines de marzo, Hueders publicará una ambiciosa novela gráfica que se hace cargo, en lenguaje de historietas, de uno de los periodos fundamentales de la historia reciente de nuestro país. Y de su principal protagonista: el presidente Salvador Allende. Sus autores conversan sobre el desafío de hacer una cómic realista y de qué manera cabe la no ficción en el noveno arte.
Hace exactamente un año, en esta misma sección de Capital, entrevisté a Carlos Reyes, guionista de Los años de Allende (Hueders, 2015) acerca del éxito fuera de Chile del llamado cómic de no ficción, o periodismo gráfico, con los trabajos de Joe Sacco o del español Paco Roca. En esa oportunidad Reyes adelantó lo que se venía, un trabajo que se suponía iba a estar en librerías para el 2013, como parte de las conmemoraciones de los 40 años del golpe. Sin embargo la complejidad del trabajo y una reestructura completa de la obra, habían retrasado los planes para fines del 2014, fecha que volvió a sufrir una alteración quedando el libro finalmente fechado para el primer semestre del 2015. Se trata, sin dudas, del trabajo de su tipo más ambicioso publicado en Chile. Una historiera de gran envergadura que se hace cargo de nuestra historia, con un trabajo de realismo y de artesanía que lo pone a la altura de las grandes obras de este tipo, a la par de un Persepolis o incluso de Maus. Y no es exageración. Los años de Allende será una novela gráfica que marcara historia, que medirá desde esta vara lo que se haga en historieta nacional de aquí en adelante, y que debiera concursar a la par de otras obras narrativas en cuando concurso a mejores obras publicadas se convoque.
Los años de Allende puede leerse como un documento histórico, pero también como un emocionante relato acerca de los grandes protagonistas de la Unidad Popular, que no fueron ni los políticos, ni Salvador Allende; fue la gente de la calle, que se vio inmersa en un periodo de cambios tan grandes, que a la larga no logró aguantar ni sopesar. El golpe, sostiene entre líneas la obra de Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta, no fue culpa de militares, ni de la derecha, sino de un país que fue incapaz de hacerse cargo de si mismo.
- ¿Un cómic responsable?
«No lo sé. No sé si estemos a esa altura», responde Carlos Reyes, escritor y guionista de Los años de Allende. «Eso podrán decirlo, tal vez, los lectores. En lo que mi respecta, solo trato de hacer lo que me gusta sobre los temas que me apasionan y sobre los que creo que puedo decir algo. La única responsabilidad histórica que estoy dispuesto a asumir es conmigo mismo, pues cumplí el viejo deseo de hacer este libro que siempre estuvo ahí en estado latente y que siempre quise hacer. Y estoy orgulloso de eso».
«A diferencia de Carlos», acota Rodrigo Elgueta, artista gráfico que concretó en viñetas el guión de Reyes, «yo tengo la firme convicción que este libro, al igual que muchas publicaciones recientes en todos los ámbitos, reflejan el proceso interesantísimo que esta viviendo nuestro país en estos últimos años. Nos estamos atreviendo a mirar nuestra historia sinceramente, sin prejuicios. La historia de nuestro país aun debe ser re-descubierta y sacar a la luz las mentiras e infamias que no nos deja ver hechos oscuros que debemos investigar. En este sentido, me remito a un artículo muy lúcido y premonitorio que leí hace años y me hizo mucho sentido, aparecido en la revista Patrimonio Cultural del año 2003, escrito por Patricio Heim, donde inicia su ensayo con la frase de los espejos retrovisores de los automóviles: “los objetos en el espejos están más cerca de lo que parecen”, e inmediatamente cita la sentencia de Marshall McLuhan cuando dice: “miramos el presente por retrovisión y marchamos en reversa hacia el futuro”. Es decir, para mi es fundamental recordar constantemente nuestra historia, analizarla, criticarla, porque es la tierra fértil que nos permite avanzar hacia el futuro que es misterioso por esencia. Los años de Allende se encuentra en la corriente de lo que nos está pasando en nuestro inconsciente colectivo. Los años de Allende están más cerca de lo que vemos.
Convirtieron a Salvador Allende en un héroe de cómic…
«Cuando escribí este guión me di cuenta de la soledad de este hombre», responde Reyes, «de su increíble capacidad de soportar las amenazas internas y externas, de su estatura histórica más allá de las derechas y de las izquierdas. Allende habitó su propia fortaleza de la soledad. ¿Cómo no tratar de comprender la solitaria lucha de un Presidente en el fuego cruzado de “momios” y “upelientos”? ¿Cómo permanecer impávidos frente a un hecho que marcó a fuego la vida de Chile y cuyas ondas expansivas nos golpean hasta el día de hoy? Es sin duda el gran héroe trágico de Chile, un país que por sobre todas las cosas ama la tragedia».
Parecida es la mirada que Elgueta tiene en este punto, «claramente la imagen de Salvador Allende, ha ido encarnando al arquetipo de héroes trágico que es capaz de sacrificarse para transformarse en un símbolo no tan solo nacional, sino que universal, que gatilla en el inconsciente colectivo, la presencia del héroe que ayuda a su pueblo y le entrega herramientas para su avance espiritual. Es un héroe que simboliza la lucha por la justicia y el bien de la comunidad. Y por esto mismo el comic debía narrar una historia de estas características».
- ¿Cómo es la relación de ustedes con Allende y todo lo que respresenta?
Reyes (R): «El de una gran incógnita. Una figura que quiero atrapar, desentrañar, pero que se me escapa. Es una caja negra que me intriga. Los Años de Allende no es un libro sobre la figura del primer mandatario, es sobre el proceso que lo llevó a gobernar y a ser derrocado por un golpe cívico-militar con apoyo interno y externo y que afectó las vidas de millones de chilenos hasta el día de hoy. La UP integró a cientos de ciudadanos marginados en un juego político que hasta ese momento solo pertenecía a la élite. Hubo errores, excesos, retórica descalificadora, violencia de izquierda centro y derecha. A veces me pregunto si habría habido efectivamente una utopía esperando en el futuro; si fue todo Chile responsable del golpe de Estado; si se apresuró ingenuamente el avance de cambios sociales inéditos en el país. Por ejemplo: ¿Fue la UP culpable de la cruenta dictadura de Pinochet? ¿Podemos reducir el quiebre de la democracia chilena solo a las intrigas políticas, sin sumar o atender la subjetividad de quienes vivieron, de quienes estuvieron ahí? No puedo ocultar mi admiración por Allende, a mi juicio un hombre que sigue siendo incomprendido en 2015. Hay mucho por descubrir aún detrás de su figura que se eleva cada día más, si la comparamos con la clase política de cartón piedra que tenemos hoy».
Elgueta (E): «Si bien desde mi adolescencia tuve una admiración por su persona, esta se fue reafirmando cuando veía con amigos películas como La batalla de Chile de manera clandestina en los antiguos VHS. Siempre me cautivó su admirable talento en la oratoria y en su capacidad de emocionarnos por medio de la palabra. Creo que la imagen de Allende se ha ido acrecentando con los años, todo lo contrario a lo que le sucede con Pinochet, aunque sus seguidores digan lo contrario».
TRAS EL PROCESO CREATIVO
«La idea de esta novela gráfica siempre estuvo en mi cabeza», cuenta Carlos Reyes. «Es un tema que siempre me apasionó y creo que la historieta chilena no ha abordado lo suficiente. Pero confieso que nunca la habría concretado sino hubiese sido por Rafael López Giral, editor de Hueders. Él nos invitó con Rodrigo (Elgueta) y nos contagió su entusiasmo por embarcarnos en este proyecto. Le estoy muy agradecido por habernos empujado, por haberme forzado en esta dirección y en mi caso haberme obligado a escribir este guión que siempre quise hacer».
E: «Es importante la participación de Rafael en , el proyecto ya que es mexicano y esto es reflejo del interés que existe en Latinoamérica por la imagen de Allende. Creo que en Chile no dimensionamos la admiración que despierta Salvador Allende en los países latinoamericanos, la cual es muy fuerte».
- ¿Cómo fue el trabajo de investigación histórica, tanto para el guión como para la parte gráfica?
R: «Largo y lento. Escribir un guión de ficción para una historieta de gran envergadura puede llevarte un año o tal vez un poco más de trabajo. Suma a ese proceso habitual el hecho de que Los Años de Allende está lleno de referencias visuales, citas periodísticas, datos históricos, guiños, etc. Todas las declaraciones y sucesos aludidos son reales e incluso todo lo que dicen los personajes ficticios que creamos como John Nitsch, Claudia o Newman, son a menudo extrapolaciones de entrevistas, de diversas opiniones de la época o de declaraciones que leí. Tratamos de ser lo más fieles a los hechos del período y creo que lo logramos. Yo soy muy puntilloso con los detalles e incluso le enviaba a Rodrigo decenas de fotos en cada avance de guión que le escribí. Me gusta escribir el guión con una imagen visual clara en mi cabeza y las fotografías en este caso, me ayudaron muchísimo en eso. Para Los Años de Allende utilizamos diversas fuentes que van desde libros sobre cine chileno hasta historietas de la época, En la bibliografía oficial del proyecto tengo al menos 24 libros acreditados, sin contar los films, documentales, revistas y archivos digitales y de audio que hubo que revisar.
E: «Este trabajo significó un gran reto. Por un lado tenía que graficar una época, y para esto utilice una gran cantidad de fotografías de referencia. Pero también muchos lugares de Santiago se mantienen tal cual como hace 40 años, como por ejemplo mi barrio en Quinta Normal, los cuales me sirvieron como locaciones para algunos fragmentos del libro. Por otro lado también tuve que hacer muchos de retratos, los que debían tener la cualidad de ser reconocidos por los lectores. No podría decir cuántas veces dibujé a Allende, pero puedo decir que fueron tantas que ya faltaba poco para memorizarlo, como en un esquema. Además tenía que ser capaz de adaptar estos mismos retratos, a partir de las fotografías, con gestos de expresión de alegría, ira o miedo, no teniendo registros de estos personajes demostrando estas emociones. Desde el punto de vista técnico, fue muy estimulante jugar con las aguadas de tinta china, y recurrir a fondos muy gestuales con pinceles anchos, que creo se complementaron muy bien con los primeros planos, delineados con rotuladores de tinta y pinceladas de tinta china. Pero también quisimos dar un giro técnico al elaborar por medio de lápiz grafito las páginas correspondientes al bombardeo del palacio de la Moneda, que me permitió transmitir la tensión dramática de ese momento que al mismo tiempo da un contrataste marcado en la narración».
R: «Contamos con el apoyo del historiador Manuel Vicuña que sugirió una serie de hitos históricos al inicio del proyecto que nos sirvieron de columna vertebral y luego corrigió detalles e imprecisiones, pero también tuvimos un asesor de lujo en el escritor Marcelo Mellado que nos contó historias de primera mano de sus recuerdos sobre la UP. Él fue clave para entender ciertos sentires, climas y estados de ánimo que se vivieron entre 1970 y 1973 en Chile y que no puedes encontrar en ningún libro».
Qué historietas o películas les sirvieron en este proceso…
R: «En mi caso From Hell de Alan Moore y Eddie Campbell sobre la historia de Jack el destripador fue un influencia muy fuerte. Sobre todo por la investigación y relación de hechos históricamente probados junto a momentos de ficción probable que tiene ese cómic. Otra influencia, extraña si se quiere, fue una de mis películas favoritas: Todos los hombres del presidente de Alan J. Pakula. De ahí tomé cierta atmósfera paranoide setentera y la idea de que nuestro protagonista fuese periodista, entre otras cosas. En un principio pensamos en que el protagonista fuese un espía norteamericano o cubano infiltrado en Chile. De haber seguido en esa dirección, el libro habría sido muy distinto de lo que es. Conceptualmente me preocupa el tema de la memoria y como dijo por ahí Carlos Franz: Chile parece querer recordar, olvidando. Estoy de acuerdo con él y con la tarea a la que se ha enfrascado el documentalista Patricio Guzmán: Recuperar la memoria es la tarea».
E: «Dibujantes como Vittorio Giardino, Jack Kirby, John Buscema, Hervi o Themo Lobos han sido claves en mi trabajo, no sólo con este libro. Pero últimamente me he interesado en conocer el trabajo de una serie de ilustradores de principio del siglo XX, los cuales adelantaron en sus composiciones y técnicas al cine, el comic y la ilustración de fantasía que estamos viendo actualmente. Nombres como Howard Pyle, Frederic Remington, Norman Rockwell o N.C. Wyeth a quienes siempre estoy consultando para solucionar problemáticas gráficas. Punto a parte es el homenaje que en Los años de Allende hice a los fotógrafos que registraron esta época, quienes percibieron el trascenderte valor de su trabajo. Pienso en Marcelo Montecinos, Orlando Lagos, Koen-Wessing, David Burnett y tantos otros».
- ¿Cómic de no ficción o reportaje gráfico a lo Joe Sacco?
R: «Me gusta mucho el trabajo de Joe Sacco y Carlos Gímenez a quienes he tenido el placer de conocer personalmente, pero a pesar de que Los Años de Allende está sólidamente construido sobre una base periodístico- documental, yo hablaría más bien de un trabajo que mezcla algunos pocos elementos de ficción, con un sólido tratamiento histórico, pero que en cierto sentido se acerca más al cómic documental, al cómic de autor, que al cómic periodístico.
E: «Creo que es una novela gráfica que posee de ambas dimensiones, pero finalmente coincido con Carlos a verla como una obra con un estilo muy propio. No quiere dejar de ser una historia vivencial de varias personas que viven intensamente su época».
HISTORIETAS NACIONALES
«Creo que la historieta “realista” tiene más éxito hoy entre un público lector que busca material de no-ficción en libros de historieta documental o periodística como Maus, El fotógrafo o Persépolis», reflexiona Carlos Reyes, respecto a si Los Años de Allende inaugura una etapa donde el cómic chileno de no ficción tomará la posta iniciada hace años por las novelas gráficas locales de género (Zombies en la Moneda, Mortis: Eterno retorno, Policía del Karma, 1899).
R: «Yo veo historias todo el tiempo en las noticias y en las redes sociales El contexto es proclive a ello. Piensa en los muertos de México, en el thriller de la señora K. en Argentina, en lo que sucede en Venezuela, en el Pentagate, en Karadima, en Villa Baviera, etc. Ahí hay material para muchas novelas gráficas de corte realista. Hay una veta nueva que se ha explorado poco en Chile, pero creo que nuestro trabajo en Los Años de Allende junto al de gente como la guionista Berna Labourdette en Varúa Rapa -Nui que aborda la mitología e historia de la Isla de Pascua, como el dibujante y artista visual Javier Rodríguez (que se ha adentrado por completo en el mundo del cómic documental con dos trabajos: uno sobre la figura del encapuchado de las movilizaciones sociales y otro sobre el Frente Patriótico Manuel Rodríguez) sumado al inédito libro que estamos preparando sobre los Selknam con Rodrigo, van a comenzar a abrir pronto y con mucha fuerza ese camino en la historieta local».
«El cómic chileno no ha vivido sus 15 minutos de fama, ni tampoco ha sido una moda pasajera…», subraya Rodrigo Elgueta. «Creo que ha empezado a ocupar el lugar que siempre ha debido tener, es decir “llegó para quedarse”. Cada vez se suman más lectores de historietas y los creadores se han fogueado por medio de autoediciones, fanzines o ediciones con editoriales, que ha permitido que este medio cultural madure cada año. Además muchos padres buscan talleres de cómic para sus hijos. Por lo menos mi experiencia con respecto a la opinión de la gente cuando conoce las páginas de Los años de Allende, es que se han mostrado muy interesadas, valorando el trabajo realizado de manera tradicional, sin intervención digital directa sobre los dibujos. Este tipo de obra realista, también tiene un gran público que se va a sentir atraído por ella, cautivando y ampliando la gama de lectores de cómic. Demostramos que el cómic no tan solo es fantasía, superhéroes, humor o acción».
- ¿Qué otros personajes o procesos históricos chilenos debieran llevarse al cómic?
R: «Me encantaría hacer algo con la figura de Manuel Rodríguez, con Butch Cassidy y Sundance Kid en la Patagonia, con la vida de Luciano Kulczewski y con hechos como algunos de los horrendos crímenes de la dictadura militar, el arresto de Pinochet en Londres, Colonia Dignidad, Walter Rauff, la matanza del Seguro Obrero y tantas cosas que se me ocurren todos los días. Hay tanto por re-descubrir en Chile, hay tantas historietas que quiero hacer, que a veces siento que me explota la cabeza».
E: «Nuestra historia esta repleta de momentos que sería fascinante explorar. Uno de mis intereses favoritos es explorar el mundo indígena. En esta línea, junto a Carlos estamos preparando una nueva novela gráfica sobre los Selknam, que se publicará en el segundo semestre de este año. En esta nuevamente exploramos, en un comic documental, la riquísima espiritualidad de este pueblo, hasta su trágica desaparición, pasaje de nuestra historia, que debería estar en el listado de las muchas infamias que han forjado nuestro país. También esperamos prontamente concretizar una novela gráfica de otro héroe nacional: Víctor Jara».